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Comer con las manos
18/03/2022
Cada cultura impone sus propios protocolos, normas no escritas que solemos seguir para adaptarnos a la sociedad. En la nuestra, impera el uso de cubiertos para comer. Nos hemos acostumbrado a usarlos para pinchar, trinchar, recoger, rascar sorber… Construimos, en el tiempo, todo un orden y correspondencia de acuerdo con las características de lo que ingerimos. En otras fronteras, se prescinde de todos ellos y se usan, simplemente, los palillos multifunción. Existen, incluso, países en los que se come sólo con las manos.
Las manos son la primera herramienta con la que conseguimos crear el mundo que nos rodea. Con ellas pudimos dar forma a la naturaleza y empezar un proceso de innovación tecnológica, creando utensilios con los que luego, entre otras cosas, cocinaríamos. Utilizarlas es, por tanto, una regresión natural hacia nuestro estado más primigenio, es encontrarnos con nosotros mismos. Sin artificios.
Comer con las manos también es compartir. Existe una complicidad entre quienes nos sentamos en una mesa y participamos en una experiencia; usarlas expresa confianza entre los comensales. También es habitual usarlas cuando comemos en la calle. En la comida popular nos liberamos de los cubiertos y disfrutamos de tacos, hotdogs, pintxos o bocadillos solo con nuestras manos. En algunas culturas también tiene significados que van más allá de lo social. Para los hindúes, por ejemplo, es entrar en comunión con la naturaleza, fusionarse a través del tacto con la comida.