I + D
Engañar a los sentidos, un juego sin reglas
27/03/2005
Los viajes, las experiencias y el recuerdo que de ellos conservamos en Mugaritz nos hacen jugar, pero también la serendipia -a la que los pesimistas llaman “descuidos”- nos lleva a lugares inesperados que invitan al juego.
Una vez, mientras investigábamos si era posible reemplazar las verduras por frutas en nuestros caldos, sofritos o cremas, nos olvidamos una de esas frutas en el horno: se quemó. Teníamos dos opciones: la lógica, es decir, desechar el producto, y la más loca, verla desde otro punto de vista. Sabía a sandía, pero parecía carne. Así que decidimos jugar con ello. De aquel despiste surgió un plato que pone a prueba a los vegetarianos: un carpaccio vegetal, es decir, una contradicción en toda regla.
Los trampantojos empezaron a salir de nuestra cocina en 2005, en forma de piedras a las que se podía hincar el diente o de carbón comestible. Desde entonces, viendo que quienes nos visitaban tenían las mismas ganas de jugar que nosotros, los trampantojos constituyen un potente vehículo a través del cual provocar preguntas y contradicciones.